sábado, 1 de septiembre de 2012

"El Cacho"


El Cachito moribundo

Hace un rato vengo cachando que, sin darme cuenta, he ido cambiando mi calendario solar por uno lunar. Así me la paso, viendo pasar el tiempo contando esferas luminosas en el cielo.
Ahora a mi gato se le ocurre marcharse en una hermosa noche en que un gran farol cuelga desde lo alto de la gran bóveda. Supongo que quería transitar por un camino claro.
Las imágenes románticas andan en leva, y yo, parezco un perro vagabundo con el olfato encantado por los rebosantes aromas mientras camino con una pala y un chuzo por los bosquecitos de Isla Negra iluminados por la luna llena; los húmedos y silenciosos tejados también dialogan con el brillo azul nocturno. Es el momento en que las pulgas comienzan a abandonar el barco.
El “Cacho Benito”, como a veces le llamaba, probablemente sólo vino a despistar a la muerte un rato de estos lares, quién sabe. Como sea, gracias por la compañía y buen viaje compañero.

martes, 24 de julio de 2012

Los Viejos

Aún no logro descifrar cuál es el sentimiento que maquilla los rostros otrora juveniles de mis viejos. ¿Esperanza, resignación, clarividencia? Probablemente algo sencillo, pero sí definitivamente algo pesado, peso que los ha ido deformando con su extenuante carga. Sus rostros no han envejecido, más bien se han cansado caminando largo tiempo por paramos donde habitan sueños desnutridos, otros moribundos, y algunos emanando ya aromas putrefactos. Lamentablemente todos sabemos que esta historia se repite por millares a nuestro alrededor.
Hace años leí en un una columna del Artes y Letras, de no recuerdo quién, que desarrollaba algunas ideas de lo que podía ser la vida después de la muerte; pese a mi escepticismo o distinta visión frente al tema, algo me pareció interesante: que uno al otro "lado" lleva la imagen del momento en que fue más hermoso en la vida. Evidentemente creo que no se refería sólo a la belleza física. Me suena algo similar al concepto de la imagen residual que llevas cuando entras a la Matrix, o el de cuando sales a dar una vuelta por el mundo astral ¿Cuándo será nuestro momento de mayor hermosura... estando jóvenes... viejos? tal vez ya lo vivimos, o aún nos queda mucho para eso ¿podremos permanecer en ese estado sin kilos de Botox, del normal y del místico? Tal vez nuestro momento más bello es cuando simplemente estamos atiborrados de bobas e inocentes esperanzas.

lunes, 28 de mayo de 2012

Cazuela

Una cazuela puede llevar muchos ingredientes: afecto,… amistad, cariño,…  gratitud,… confianza,……. respeto,… complicidad,………. admiración, incluso por qué no, unas piscas de amor. En fin, los ingredientes pueden ser diversos, pero definitivamente sin fuego no calientas el plato.
Es decir, sin pasión la cazuela no se cocina.
Así, sin pasión por el sonido no se cocina un músico.
Sin pasión por la forma no se cocina un escultor.
Sin pasión por los espacios no se cocina un arquitecto.
Sin pasión por lo que habita más allá de lo conocido no se cocina ni un científico, ni un filósofo, ni un poeta.
Sin pasión por lo humano tampoco se cocina un ser humano.
Sin pasión sencillamente la vida no se cocina.
Y cuando, llegado el momento, la muerte tome nuestra mano, avanzaremos junto a ella cargando tan sólo un plato frio y desabrido en la otra.


Estamos trabajando para lograr esta escena.
Sin embargo, creo que una pasión difícilmente te la puedes inventar.
Más bien, la tienes que descubrir, o aún más ciertamente, redescubrir.

miércoles, 11 de abril de 2012

Joaquín

El hermoso hijo de Berta.

domingo, 8 de abril de 2012

66 (1° parte)

Boceto a grafito sobre papel couché

viernes, 6 de abril de 2012

Mendoza

De paso nuevamente por Mendoza, ciudad encantadora. No pasaba por aquí como un año y medio atrás y el lugar es como lo recordaba: amigable y con estilo. Si hay algo que me gusta encontrar en un lugar, son arboles, y aquí en Mendoza abundan en casi todas sus calles, un verdadero oasis; lamentablemente sufre la amenaza de desertificación que corren mucho otros lugares, debido principalmente a la deforestación de los bosques de algarrobo, la excesiva población de ganado y el crecimiento no planificado de la urbe, insisto, como en muchos otros lugares. Si caminas un par de cuadras por sus calles sombreadas, te encuentras con una plaza escondida entre los edificios, que aquí por fortuna no son demasiado altos, no como grandes falos de cemento compitiendo; luego das la vuelta a la esquina y fácilmente te encuentras con otro parque. La vida cultural parece ser buena aunque no he tenido la oportunidad experimentarla mayormente. Lo que no podríamos decir que escasea aquí en Mendoza son las bellas mujeres, que eso sí que abundan, otro gran atractivo de esta ciudad. Quisiera agradecer las invitaciones que me hicieran llegar en su momento los amigos del sitio dibujantesmendocinos.com, lamentablemente con mis amigos tuvimos unos problemas por el cierre del paso y no pudimos llegar. Sé que ha pasado tiempo, pero gracias finalmente.

Aprovechando mi pequeña escala de cuatro horas en Mendoza, me fui esta vez a la Plaza Independencia. Como siempre se escucha la música de tambores y flautas, en el piso los artesanos ubican sus paños con distintos tipos de artesanías, imagino que se mezclan artistas viajeros y locales. También hay una media luna de toldos donde también encuentras variedad de artistas, como un par de muy buenos retratistas que vi en cada uno de los extremos de esta feria. Además está la gente, que parece disfrutar mucho de sus espacios públicos, llenos, como ya dije, de grandes árboles y refrescantes fuentes de agua. Siempre cuando salgo de viaje suelo llevar un cargamento de libros de los que finalmente no leo ninguno. Esta vez, con destino a Brasil, decidí sólo acompañarme de uno: Muertes y Maravillas del poeta chileno Jorge Teillier. Frente a mí, mientras leía en un banco de la plaza, se encontraba un chico instalando su paño en el piso para exponer sus trabajos de artesanía; junto a él también estaba su pequeño perro y su mochila que tenía estampado este diseño gringo como de anuncio de ruta o carretera con el numero 66. Veo esto y digo ¿Dónde acabo de ver este número? Vuelvo la mirada al libro y veo la página con el poema que me encontraba leyendo y pensando en ese momento.

Luces de linternas rotas

Luces de linternas rotas
pueden brillar sobre olvidados rostros,
hacer moverse como antorchas al viento
la sombra de potrillos muertos,
guiar la ciega marcha de las nuevas raíces.

Una débil columna de humo a mediodía
puede durar más que las noches de mil años,
la luz de una linterna rota
ha brillado más que el sol en el oeste.

Una mano sobre las aguas
encuentra las mañanas que perdimos.
En las pupilas de un niño de nuevo se dibujan los pescadores
devorados por las viejas mareas.

Alguien escuchará nuestros pasos
cuando nuestros pies sean terrones deformes;
alguien soñará con nosotros
cuando seamos menos que un sueño,
y en el agua donde pusimos nuestras manos
siempre habrá una mano
descubriendo las mañana que perdimos.

66

Espero en mi viaje de vuelta poder hacer otra escala en Mendoza, ojala eso sí, que esta vez sea un poco más extensa.