lunes, 28 de mayo de 2012

Cazuela

Una cazuela puede llevar muchos ingredientes: afecto,… amistad, cariño,…  gratitud,… confianza,……. respeto,… complicidad,………. admiración, incluso por qué no, unas piscas de amor. En fin, los ingredientes pueden ser diversos, pero definitivamente sin fuego no calientas el plato.
Es decir, sin pasión la cazuela no se cocina.
Así, sin pasión por el sonido no se cocina un músico.
Sin pasión por la forma no se cocina un escultor.
Sin pasión por los espacios no se cocina un arquitecto.
Sin pasión por lo que habita más allá de lo conocido no se cocina ni un científico, ni un filósofo, ni un poeta.
Sin pasión por lo humano tampoco se cocina un ser humano.
Sin pasión sencillamente la vida no se cocina.
Y cuando, llegado el momento, la muerte tome nuestra mano, avanzaremos junto a ella cargando tan sólo un plato frio y desabrido en la otra.


Estamos trabajando para lograr esta escena.
Sin embargo, creo que una pasión difícilmente te la puedes inventar.
Más bien, la tienes que descubrir, o aún más ciertamente, redescubrir.